¿Por qué el bambú es tan sostenible?
El bambú es un producto natural absolutamente sostenible. Gracias a su rápido crecimiento, la planta constituye un recurso infinito. Con su resistencia al desgaste y su estabilidad, el material también tiene una larga vida útil. No es casualidad que en China el bambú se considere como símbolo de firmeza y edad.
Otro argumento a favor de este material es que la planta requiere muy pocos recursos: el bambú es tan resistente que apenas necesita fertilizantes y pesticidas para crecer. Además, a diferencia de otras plantas cultivadas, el bambú no necesita métodos de riego artificial. Esto se debe, entre otras cosas, a su extenso sistema radicular. Además de absorber agua, el sistema radicular también sirve para formar nuevos brotes de forma constante. De esta forma, al cosechar un tallo no se mata toda la planta, como ocurre en la mayoría de las especies arbóreas. Esto significa que es posible recolectar grandes cantidades de bambú sin poner en peligro la población de la planta.
Además de procesarse como una fibra natural pura, el bambú también se utiliza como alternativa ecológica a los plásticos a base de petróleo. A diferencia del petróleo crudo, la planta de bambú es un recurso renovable, por lo que su obtención es mucho más respetuosa con el medio ambiente.
Y por si esto fuera poco, también almacena más dióxido de carbono y produce más oxígeno que los árboles. Por tanto, el bambú es una estrella climática y un auténtico multitalento.